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La pasada semana pasé unos días en Lanzarote. Era la primera vez que visitaba la isla, y me impactó su paisaje volcánico, donde el negro es el color dominante. 

Está muy poco poblada y la naturaleza desborda todos los rincones, es uno de esos lugares en los que el hombre no puede con ella. Hasta el punto de que su más reconocido arquitecto, César Manrique, la utiliza e incorpora a su arquitectura, fundiendo como nadie, arquitectura y paisaje.

Casa Museo de César Manrique en Lanzarote

Abajo te muestro unas imágenes de la que fue su vivienda y hoy es la Fundación César Manrique. El edificio está edificado sobre una corriente de lava petrificada del siglo XVIII.

En la planta superior se hallan lo que eran las partes principales de la casa, inspiradas en la arquitectura tradicional de Lanzarote, hoy salas de exposición. En el nivel inferior, al que se accede por una escalera de basalto, nos encontramos cinco burbujas volcánicas naturales comunicadas mediante pasillos horadados en la lava y acondicionadas para ser habitadas, piscina, pequeña pista de baile, horno, barbacoa… Todo ello acompañado de abundante vegetación.

Diferente y especial, vale la pena verlo.

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